De Simone, Alfredo

1892 – 1950. – Nace el Latarico, provincia de Cosenza, Italia, el 1 de noviembre de 1892. Emigra con su familia a Montevideo a los tres años de edad, obteniendo la ciudadanía legal uruguaya en 1924. Su existencia estará tempranamente marcada por problemas económicos y circunstancias trágicas. A los pocos meses de nacer, cae desde una terraza en su pueblo natal sufriendo visibles y dolorosas secuelas el resto de su vida. Desafiando su situación, ingresa en los cursos nocturnos del Círculo de Bellas Artes, obteniendo una beca de estudios; contándose entre sus profesores: Pedro Blanes Viale, Guillermo Laborde, Carmelo de Arzadun.

Es un contertulio frecuente de los cafés que nuclean a la bohemia montevideana como “El Cosmos”, “Tupí Nambá”, “La Giralda”, en cuyas paredes también expone su obra de juventud. Su producción inicial registra la influencia planista que el aprendizaje en el Círculo le imprimía a toda una generación. La mayoría de los críticos coinciden en ubicar lo más original de su producción desde la segunda mitad de la década de los 30 cuando comienza a preocuparse por la materia, por el empaste, recurso que ya tiene antecedentes en nuestra pintura a partir de la pincelada de Carlos Federico Sáez . Su obra integra la exposición que en Buenos Aires realizara el Grupo Teseo en 1927; participa en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1930 recibiendo medalla de plata, interviene en la década del 30 en las exposiciones realizadas por la Escuela Taller de Artes Plásticas, en Salones Municipales y Nacionales; realiza en 1943 una muestra individual en el Subte Municipal, en 1949 expone nuevamente en Buenos Aires. 


De su obra- dispersa y en gran número destruida- se destacan temas disímiles: retratos, bodegones y, sobre todo, paisajes de ciudad. De Simone es el paisajista del Barrio Sur de Montevideo, de sus calles y edificios con multiplicación de puertas y ventanas. En sus paisajes urbanos ya no se encuentra la mirada complaciente y esperanzadora de los planistas, sino una paleta tonal inserta en paisajes deshabitados que contribuye a otorgarle a su pintura una visión del entorno cargada de melancolía. Muere en Montevideo, en 1950.