Álvarez, Tulia

Nacida en Montevideo, hija de un reconocido medico y una cantante lírica. De joven dibuja con el maestro uruguayo Felipe Seade y estudia literatura francesa e historia del arte en la Facultad de Humanidades de Montevideo. En 1959 se casa con un exitoso gerente alemán, con quien viaja al extranjero. Luego de vivir algunos años en Indonesia, se radica en Colombia, donde en1969 se recibe de Licenciada en Filología e Idiomas de la Universidad de Colombia. Enseña literatura y filosofía en el Instituto Caro y Cuervo y en la Universidad La Salle y escribe además para la revista “Eco” de Bogotá. Nacen sus 3 hijos y en 1970 se muda con su familia a Alemania, en donde continúa estudiando historia del arte en la Universidad de Bonn.

En 1976 regresa al Río de la Plata y se radica con su familia en Argentina comenzando a adentrarse aún mas en el arte y la pintura. Estudia en el Instituto de Bellas Artes Beato Angélico de Buenos Aires y se recibe en 1979. Obtiene una mención especial en el Salón Nacional de Arte de Bs.As. en 1979. Entre 1980 y 1981 es Directora de la Galería Sarmiento y pinta en los talleres de Clarel Neme, Norberto Berdía y Julio Alpuy.

Entre 1982 y 1989 funda y preside la representación del Instituto Jung de Zurich en Buenos Aires y Montevideo, creando un espacio interdisciplinario en el que exploraba especialmente la relación de la simbología de Jung y el arte Rioplatense realizando en tal sentido numerosas exposiciones de pintores argentinos y uruguayos que expresaban esta relación. También fue editora de la revista Abato del Instituto Jung de Buenos Aires y edita también “La Ninfa Sorprendida de Manet”, de Juan Corradini, para el Museo Nacional de Bellas Artes con traducción al inglés y al francés.

Uno de los pintores a quien mas se dedica a difundir como galerista, es Miguel Angel Pareja. Sobre su pintura escribe en 1982 para la revista Opinar de Montevideo y en el mismo año realiza un Audiovisual sobre su obra titulado “La libertad y el color”.

En 1989 vuelve a Montevideo y se integra al taller de la escuela Pareja de Guillermo Büsch dedicándose intensamente a la pintura, tratando de llevar al lienzo todo lo que su ser había absorbido en su pasión por la vida y su incansable búsqueda intelectual de la verdad y lo absoluto. Su formación profundamente intelectual se vería entonces liberada, articulando lo plástico con su visión del mundo; su mundo interior. Realiza numerosas exposiciones individuales y colectivas, publicando además un libro de poemas titulado “Y el andar nos delata”.

Tal vez no haya mejor manera de describir la primera etapa de su pintura que con sus propias palabras:

“Como sagitariana he vivido entre el vuelo de las gaviotas de la costa montevideana y una larga trashumancia planetaria. He amado apasionadamente y sigo el dictado del péndulo de mi inconsciente que me abre camino a los misterios que oscilan entre Eros y Thanatos. Me expreso y me he expresado como reclama mi instinto. Hoy mis colores y el dibujo que con ellos trazo, son la expresión de mis sentimientos, de esas formulaciones que la razón no controla. Esas ansias de inbuirme en el aire de las islas griegas con el perfume de lentisco y de terebinto. En Kefalonia los guijarros tirados al agua retumbaron en el Cosmos como ecos lejanos de primigeneas voces de nuestra cultura…”

Hacia el final de su obra su pintura toma un trasfondo mas espiritual y aunque no era religiosa, su obra refleja aspectos de la filosofía budista y la simpleza del zen. Vemos una búsqueda donde el dibujo parece emerger del espacio, donde el espacio le da lugar a la forma y la forma le da lugar al espacio y estos dos parecen una sola cosa. Vemos en esta etapa marcadas influencias de los estudios de caligrafía china que realiza con tinta sobre papel. Podemos ver una especulación con el vacío como un contenedor desde donde parecieran emerger sus trazos fuertes, profundos y espontáneos desafiando la gravedad, donde la pintura y el dibujo como expresión espontánea están estrechamente unidos, entrelazados. El movimiento intuitivo de su pincel trata de describir al mundo como una relación de constante continuidad de transformaciones entre el ser humano y su universo. Sus trazos quisieran revelar la experiencia misma del espacio.

En sus palabras :

“Creo que somos uno con el todo. Y que la sincronicidad es una forma a-causal de presentarse la realidad. Esta relación entre el Microcosmos y Macrocosmos … que si arrancamos una flor en la Tierra algo se mueve en el universo, es ésa realidad. Lo panteísta y lo fáustico que me convocaban al Misterio eran formas de ese Todo. Y hoy es algo que trasunta lo que pinto pues todo es símbolo y también son simbólicos los colores.”

Escrito por Axel Hermógenes Dross Alvarez.

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