Sáez, Sebastián Nac. 1974

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Vive y trabaja en Montevideo. Ingresa al taller de Fernando López Lage (2001).
Participa en numerosas muestras colectivas como: Premio Philips (Atrio municipal), Premio Bathus en Sala MEC,
Salón Nacional de Arte en el Museo Nacional de Artes Visuales (2004, 2010),”Montevideo en Zaragoza, 2006, Bienal de Salto (Obtiene premio adquisición) y Centro Cultural de España ( Puentes, caminos en el agua), Vías de acceso II en el MNAV, Poetas en tiempo de escasez en el Ce Subte Municipal en 2011, entre otras. Ha expuesto individualmente en la Colección Engelman Ost (2003), en el Museo Zorrilla (2006), en el Museo Nacional de Artes Visuales (Legalidad urbana 2008). Miembro del fac, Fundación de arte contemporáneo.

 

Sebastián Sáez rescata personajes y deja en evidencia lo que se percibe como vida contemporánea. Cuestiona la pasividad generalizada y los manifiestos de vanguardia de los modernos, redefiniendo la memoria como presencia tangible, en construcción y con múltiple capas de lectura. Esa memoria se lee a partir de la apariencia pasando por el gesto del cuerpo y la expresión del rostro, sumado al fondo vaciado o intervenido, en los textos de algunos de los cuadros, y en lo que no está dicho sobre ellos. Estos personajes son un documento posible del el vacío emocional contemporáneo y la indiferencia hacia las operaciones sociales. El vacío de sentido de estas épocas conduce al absurdo, al pesimismo. Estos personajes parecen indicarnos que el mundo contemporáneo es una aplanadora donde los conflictos emocionales se democratizan. El dato sobre el origen socio cultural no agrega nada, los gestos parecen el residuo de una época donde la tecnología dirige la comunicación, la orienta, la lleva a la masa, la convierte en un instrumento de control. Transforma los discursos, las experiencias cognitivas por la “experiencia tecnológica”.
Walter Benjamín planteaba que la percepción cultural del pasado, se degrada en el hecho comunicativo de la noticia, de la información, del valor efímero de la reproducción. Estos retratados parecen salidos del informativo del horario central, rodeados de algún problema importante que Sáez no se molesta en explicar. El constructo es el personaje y esa especie de descontextualización obliga a la interpretación a través de la mirada, gesto, indumentaria, tatuaje, etc.
Un mundo objetivo es solo operativo e irrepresentable sin nadie para verlo. El espectador es activo y cómplice si interpreta el problema de estas pinturas.

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